viernes, 8 de marzo de 2013

GRACIAS CHICAS



Claro que necesito terapia.Y un asistente personal. Y hay días que mi cabeza es tal caos que pagaría para que alguien me dijera qué decir, qué pensar y hasta qué comer.


Lo malo es que no tengo ni dinero ni tiempo para tener un staff que me ayude a sobrellevar mi mundana y poco trascendente cotidianidad. Ni que yo fuera rica.


Lo que sí tengo es  quien llamar cuando ya no puedo más, para bien y para mal, cuando una foto o una canción me trastornan, cuando tengo problemas en mi casa, en momentos en que se apoderan de mí los instintos asesinos y hasta si dudo entre escapar de todo o pensar con cabeza fría.


Además de que no cobran, mi cita semanal con cualquier de ellas no es en un consultorio feo e impersonal con plantas artificiales, sino en un cafecito, un pub, o en una casa con cómodos muebles o un coche con buena música.


Y lo mejor es que aunque no son muchas, cada una tiene algo, igual que los 4 fantásticos  un talento especial esta la que me ayuda a poner los pies en la tierra, la que me da el empujón, la que me inspira, la que me mata de risa, la que me cuida... así, seria absurdo necesitar ayuda EXTRA, ¿NO?


Pienso si todas las demás mujeres tendrán la red de salvación como la mía  Porque cuando vuelvo a ver algunas fotos y recuerdos, pienso en ellas.


Las mujeres somos gremiales, funcionamos mejor en conjunto y tenemos la modestia de saber que no somos autosuficientes, a veces.


Pero somos mujeres, no hadas madrinas. Somos complejas y a veces la exaltación de la emoción nos nubla la vista. La culpa, la envidia y la competencia son tan nuestras como la solidaridad y la inteligencia.


A grandes sentimientos, grandes muestras de afecto
GRACIAS CHICAS








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